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Conocer másLa memoria colectiva en materia de sismos en México nos remonta inmediatamente al sismo del 19 de septiembre de 1985, cuando fuimos testigos de la gran vulnerabilidad que tenemos ante la ocurrencia de un fenómeno de esa naturaleza.
Recordar lo sucedido en la Ciudad de México es pensar en edificios colapsados desde sus cimientos, deformaciones del terreno, fracturas de banquetas y calles, millones de pesos en pérdidas materiales, personas atrapadas entre los escombros y, lamentablemente, la muerte de miles de personas.
El 19 de septiembre de 2017 después de llevar a cabo el simulacro y la conmemoración del sismo de 1985, a las 13:14 hrs dio inicio uno de magnitud 7.1 con epicentro cercano a Chiautla de Tapia, Puebla.
Las intensidades alcanzadas en algunos puntos de la Ciudad de México trajeron a la memoria los sentimientos producidos por el sismo de 1985 en aquellas personas que tuvieron oportunidad de vivir ambos eventos.
Para quienes no, un temblor de estas magnitudes y afectaciones, sirvió como una llamada de atención de lo vulnerables que somos ante estos fenómenos.
Sin embargo, a pesar de la similitud y remembranza del sismo de 1985, el impacto que sufrió la Ciudad de México no fue el mismo.
Si bien las magnitudes y epicentros fueron distintos, no lo fue nuestro nivel de vulnerabilidad y fragilidad ante ellos.
En el caso del sismo de 1985, las principales afectaciones se presentaron en zonas donde anteriormente se ubicaban los antiguos lagos de la Ciudad, muchos edificios colapsaron debido a las altas aceleraciones que se registraron en ellos y por el suelo donde estaban construidos.
En el caso del sismo de 2017 sería común pensar que las mismas zonas de la ciudad serían las más afectadas, sin embargo, no fue así; ¿a qué se debe esto? Para responder esta pregunta es necesario ser conscientes de que el subsuelo en la CDMX cambia abruptamente de un sitio a otro en distancias cortas.
Zonificación Geotécnica de la Ciudad de México
El suelo de la Ciudad de México se ha formado a través del tiempo por diversos procesos geológicos como: explosiones volcánicas, ríos moviendo sedimentos de un punto a otro, erosión de los materiales de las sierras que rodean a la Ciudad, presencia de lagos, lluvias torrenciales, inundaciones, etc. Debido a estas características, es que la ciudad y zona metropolitana se ha dividido en tres zonas:
- Zona de Lago: tal y como su nombre lo indica, corresponde a los suelos donde se ubicaban los antiguos lagos de la Ciudad de México. Al igual que una playa con granos de arena de diferentes tamaños, el subsuelo en esta zona tiene grandes espesores de ese material. Al estar compuesto de estas arenas, cuando ocurre un sismo el medio vibra de la misma forma que lo haría una gelatina; con poca energía se mueve mucho.
- Zona de transición: es la zona intermedia entre la zona de lago y la zona de lomas. Está compuesta por materiales que transportaban los ríos que bajaban de las zonas altas de las sierras que rodean la ciudad como rocas y sedimentos de diferentes tamaños que se fueron depositando a diferentes distancias del lago.
En temporada de lluvias, los ríos transportan más agua con más energía, por lo que son capaces de mover rocas más grandes y depositar los materiales a distancias más alejadas.
Debido a la formación de este tipo de suelos es que resulta una zona con muchos cambios y una distribución compleja, con sitios que vibran como si fueran de la zona de lago, y a muy cortas distancias, sitios que vibran menos porque son más duros.
- Zona de Lomas: esta zona está compuesta por rocas y materiales duros de las sierras que rodean la ciudad, se ubica en las partes altas en dirección a las sierras y volcanes. Al tener una composición más rígida, es la zona con menos movimiento ante la ocurrencia de un sismo.
Las grandes diferencias en los tipos de suelos de la Ciudad de México y su respuesta ante la ocurrencia de un sismo explican las diferentes afectaciones que sufrieron las estructuras con los sismos de 1985 y 2017.
En el sismo de 1985, la zona de lago fue la región que presentó más daños en las estructuras. Alcaldías como Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, sur de Coyoacán, Iztacalco, Iztapalapa fueron las más afectadas. En el sismo de 2017 la zona con más daños en las estructuras se presentó en la zona de transición.
La diferencia de respuesta se debió a la distancia del epicentro. Cuando un sismo ocurre a mayor distancia, la energía que libera viaja por la tierra creando cambios en las ondas sísmicas, las cuales ayudan a potencializar el movimiento del suelo en zonas de lago, también conocidas como zonas de suelos blandos.
Por lo tanto, las estructuras que están en esos sitios son las más vulnerables a sufrir mayores intensidades y con ello, mayores posibilidades de colapso. Debido a la cercanía del epicentro del sismo de 2017, las ondas sísmicas que llegaron a la capital potencializaron los movimientos en la zona de transición y con ello las estructuras.
Por ello, es muy importante conocer el tipo de suelo y la zona geotécnica donde vivimos, además de tener presente que gracias a la intensa actividad sísmica del país un sismo puede afectarnos si no estamos preparados en cualquier parte de la ciudad.
Se debe tomar en cuenta que es más probable que ocurran los sismos en la zona de costa del Pacífico debido al contacto de placas tectónicas, lo que genera que la zona de lago de la CDMX esté bajo un mayor nivel de riesgo.
El siguiente mapa muestra los sitios donde las estructuras sufrieron graves daños y colapsos en el sismo de 2017, la zona en tonos gris representa la zona de transición en la CDMX. Las zonas en rojos y verdes definen la zona del lago. (Fuente: ERN Ingenieros Consultores, ERNtérate, “Nota de interés al respecto del sismo del 19 de septiembre de 2017”)
Un recordatorio más: 19 de septiembre de 2022
Al igual que como pasó en 2017, el 19 de septiembre de 2022, tras realizar el simulacro correspondiente en conmemoración de los sismos del mismo día, pero de 1985 y 2017, llegó un recordatorio más.
A las 13:05 horas, se registró un temblor que sacudió, fuertemente, al centro de México.
De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, este tuvo una magnitud 7.7 con epicentro a 63 kilómetros de Coalcomán, Michoacán.
Los mayores daños se reportaron en Colima y Michoacán, aunque también hubo menores en Jalisco, Nayarit, Estado de México, Ciudad de México, Morelos y Aguascalientes.
Así, los sismos de 1985 y 2017 nos recuerdan lo vulnerables que somos ante un terremoto, por lo que debemos estar preparados mediante la cultura de la prevención. Realiza simulacros constantes, no olvides tu mochila de emergencia y promueve estos ejercicios.
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Editores:
José Luis Rendón
Gina Cabrera
Imágenes:
Referencias:
https://www.gob.mx/cenapred/articulos/los-sismos-del-19-septiembre?idiom=es